La prednisona se clasifica como un medicamento corticosteroide utilizado para tratar varias dolencias inflamatorias, como reacciones alérgicas moderadas, ciertas enfermedades autoinmunes e incluso algunos casos de cáncer. Es un esteroide que puede detener la liberación de sustancias en el cuerpo que causan hinchazón.
La dosis habitual para adultos es de cinco a diez miligramos por día para tratar dolencias como asma, trastornos reumáticos, enfermedad de Crohn, alergias, laringitis y colitis ulcerosa, entre otros. Es un medicamento de tratamiento para la leucemia linfoblástica aguda y el linfoma de Hodgkin y se administra junto con otros medicamentos contra el cáncer para combatir tumores.
La prednisona puede causar niveles elevados de azúcar en la sangre a corto plazo y retención de líquidos. También se sabe que causa hinchazón facial, confusión mental, problemas de memoria y problemas de atención. En algunos casos, puede causar visión borrosa, insomnio, dolor abdominal y dolor en hombros y caderas.
La metilprednisolona es un esteroide que se usa para controlar la inflamación y suprimir el sistema inmunitario. Se usa para tratar enfermedades de la piel, alergias, trastornos de las glándulas, esclerosis múltiple, asma, ciertos casos de cáncer, diversas afecciones oculares, pulmonares y estomacales, y enfermedades reumáticas. También se administra a pacientes que tienen afecciones médicas que afectan sus células sanguíneas y sistema nervioso.
El uso de metilprednisolona durante períodos prolongados y en dosis altas puede debilitar significativamente el sistema inmunitario, causar hinchazón en la cara, aumento de peso, hiperglucemia, glaucoma, hipertensión, osteoporosis e incluso psicosis. También puede causar que las glándulas suprarrenales dejen de producir cortisol.