Las técnicas de ultrafiltración y ósmosis inversa se emplean en el procesamiento posterior del agua potable. El propósito principal de estas dos técnicas es proporcionar agua potable segura para el público.
La ultrafiltración utiliza un filtro de membrana para filtrar partículas muy pequeñas y especialmente microorganismos.
La ósmosis inversa puede filtrar moléculas grandes y, por lo tanto, es más rentable y eficiente.
La diferencia clave entre los dos procedimientos es el tamaño de las partículas filtradas de las dos membranas. La ultrafiltración filtra moléculas más pequeñas con bajo peso molecular, en cambio la ósmosis inversa filtra moléculas más grandes con mayor peso molecular.