Los vinos secos tienen un contenido de azúcar residual muy bajo, generalmente menos de 4 gramos por litro. El término «seco» se refiere a la sensación en la boca que deja el vino después de beberlo, y no necesariamente al contenido de azúcar. Por lo tanto, un vino seco puede tener un nivel de azúcar ligeramente más alto y todavía ser considerado seco.
Por otro lado, los vinos semisecos tienen un contenido de azúcar residual un poco más alto, generalmente entre 4 y 12 gramos por litro. Esto puede darles un sabor más dulce y suave al paladar. Los vinos semisecos son más populares en algunas regiones, como Alsacia en Francia, donde se producen vinos blancos semisecos conocidos como gewurztraminer y riesling.
Es importante tener en cuenta que los límites entre los vinos secos, semisecos y dulces a veces son difusos y pueden variar de una región a otra y de una variedad de uva a otra. Algunos vinos también pueden ser clasificados como «finos» o «suaves» si tienen un sabor menos seco y un contenido de azúcar residual más bajo.