Los minerales amorfos son aquellos que no tienen una estructura cristalina definida y por lo tanto no tienen una forma geométrica definida. Algunos ejemplos de minerales amorfos son:
Opalina: es un mineral amorfo que contiene silicio y agua y se caracteriza por su coloración opalescente.
Cristobalita: es un mineral amorfo que se encuentra en la corteza terrestre y se utiliza en la industria cerámica y de refractarios.
Fosfuro de silicio: es un mineral amorfo que se utiliza como abrasivo y se encuentra en la corteza terrestre en forma de depósitos sedimentarios.
Asbesto: es un mineral amorfo que se utiliza principalmente como aislante térmico y acústico y se encuentra en la corteza terrestre en forma de fibras.
Obsidiana: es un mineral amorfo que se forma por la solidificación rápida de la lava y se caracteriza por su color negro y su brillo espejo.
Kieselguhr: es un mineral amorfo compuesto principalmente de sílices y aluminosilicatos y se utiliza como abrasivo y en la fabricación de papel y plásticos.
Piedra pómez: es un mineral amorfo compuesto principalmente de silicatos de aluminio y se utiliza como abrasivo y como material de relleno en la industria de la construcción.