Los minerales dimorfos son aquellos que presentan dos formas cristalinas diferentes aunque son químicamente iguales. Algunos ejemplos de minerales dimorfos son:
Siderita: es un mineral formado por carbonato de hierro y se presenta en dos formas cristalinas diferentes: una es el carbonato monoclino, que es una forma hexagonal y se presenta en cristales tabulares o prismáticos. La otra forma es el carbonato cúbico, que se presenta en cristales cuboides o cúbicos.
Calcita: es un mineral formado por carbonato de calcio y se presenta en dos formas cristalinas diferentes: una es el carbonato monoclino, que es una forma hexagonal y se presenta en cristales tabulares o prismáticos. La otra forma es el carbonato cúbico, que se presenta en cristales cuboides o cúbicos.
Aragonito: es un mineral formado por carbonato de calcio y se presenta en dos formas cristalinas diferentes: una es el carbonato monoclino, que es una forma hexagonal y se presenta en cristales tabulares o prismáticos. La otra forma es el carbonato cúbico, que se presenta en cristales cuboides o cúbicos.
Anhidrita: es un mineral formado por sulfato de calcio y se presenta en dos formas cristalinas diferentes: una es el anhidrito monoclino, que es una forma hexagonal y se presenta en cristales tabulares o prismáticos. La otra forma es el anhidrito cúbico, que se presenta en cristales cuboides o cúbicos.
Halita: es un mineral formado por cloruro de sodio y se presenta en dos formas cristalinas diferentes: una es el halita monoclino, que es una forma hexagonal y se presenta en cristales tabulares o prismáticos. La otra forma es el halita cúbico, que se presenta en cristales cuboides o cúbicos.
Es importante tener en cuenta que estos minerales suelen presentar también otras formas cristalinas, como el ortorrómbico o el triclínico, aunque son menos comunes. Además, es importante señalar que no todos los minerales dimorfos tienen una forma monoclino y una forma cúbica, sino que pueden presentar dos formas diferentes cualesquiera.