Hay varios ejemplos de mutualismo en los ecosistemas. Uno de los más conocidos es la relación entre las plantas y las abejas. Las plantas producen néctar para atraer a las abejas, que a su vez polinizan las flores al viajar de una planta a otra. Esta relación es mutuamente beneficiosa, ya que las plantas obtienen polinización para reproducirse y las abejas obtienen alimento.
Otro ejemplo es la relación entre las plantas del género Acacia y las hormigas del género Pseudomyrmex. Las plantas producen una sustancia azucarada llamada Beltian bodies para atraer a las hormigas, que a su vez protegen a las plantas de los herbívoros y compiten con otras plantas por el espacio.
También existe una relación mutualista entre las plantas y las bacterias del suelo, las cuales ayudan a las plantas a obtener nutrientes del suelo y a protegerse de patógenos, mientras que las plantas proporcionan a las bacterias una fuente de carbono.
Por último, un ejemplo de mutualismo es la relación entre los peces limpia-parásitos y los tiburones. Los peces limpia-parásitos se alimentan de las bacterias y las enfermedades que se encuentran en la piel y las aletas de los tiburones, mientras que los tiburones se benefician de la limpieza.