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Sant Miquel d’Alcoletge es una iglesia parroquial ubicada en el municipio de Alcoletge, en la comarca de Segrià. Esta iglesia, consagrada a San Miguel Arcángel, forma parte del Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña. Se trata de un edificio religioso de tres naves situado en una esquina de la calle principal, lo que refleja su carácter histórico y acogedor. Presenta características propias del siglo XVIII, con un estilo neoclásico en su diseño que incluye elementos populares y ciertos toques barrocos.
En su fachada principal, destaca el portal de entrada, enmarcado por dos columnas con capiteles sobre basamentos. Sobre los capiteles se encuentra un entablamento moldeado y retranqueado. En la parte superior de la fachada se encuentra una escultura de piedra protegida por un guardapolvo. Esta fachada tiene forma triangular debido al diseño del techo, el cual presenta una cubierta a dos aguas con tejas árabes. En el lado derecho de la fachada se encuentra adosado un campanario de planta rectangular. Un detalle notable es la moldura que separa el cuerpo de las campanas, el cual cuenta con estrechas aberturas en forma de arcos de medio punto en cada una de sus caras. La construcción de la iglesia se ha realizado utilizando piedra picada, mortero, ladrillo y piedra desbastada en los ángulos y dinteles de las aberturas, lo cual aporta variedad y textura a su estructura.
En la cima de la colina conocida como «los Muertos» se encuentran los vestigios del antiguo castillo de Alcoletge, el cual se erige como el punto más elevado del municipio. Esta colina, característica de la zona, ha sido testigo de diversas civilizaciones desde la prehistoria hasta la actualidad. Se han encontrado restos de un poblado ibérico y se puede apreciar la presencia musulmana a través de los restos de un castillo que formaba parte de la línea defensiva de la huerta de Lleida durante aquel período. Posteriormente, la colina fue ocupada por pobladores cristianos que llevaron a cabo la repoblación de la zona. A finales del siglo XVIII o principios del siglo XIX, la colina fue habilitada como cementerio, el cual estuvo en uso hasta 1917, lo que posiblemente influyó en el origen del topónimo del lugar. En la cima de la colina, donde se encontraba el antiguo castillo árabe, se han realizado modificaciones a lo largo del tiempo, incluyendo la construcción del cementerio y las fortificaciones militares republicanas durante la Guerra Civil Española en 1938.
Los vestigios más notables de la fortificación musulmana y cristiana se encuentran en la esquina noreste de una torre de forma cuadrada o rectangular, situada al norte de la colina, entre dos puestos de tiradores de la Guerra Civil Española. Los muros de esta torre están construidos con meticulosidad, utilizando piedras labradas y rellenos de mampostería y pequeñas piedras sorrenques. En la parte oriental de la torre, se puede apreciar una reconstrucción que fue añadida a la base original con el fin de reforzar su resistencia. Esta parte presenta un aparejo irregular, donde se utilizan piedras de diferentes tamaños unidas con argamasa y combinadas con ladrillos y tejas. Por desgracia, la parte occidental de la fortificación se encuentra cubierta por las construcciones defensivas de la Guerra Civil Española. Durante excavaciones realizadas en la colina, se han descubierto fragmentos de cerámica islámica que se estima podrían datar del siglo X. En los años 2001 y 2002, se llevó a cabo una intervención que incluyó la limpieza de las trincheras de la Guerra Civil, la mejora del acceso peatonal al recinto con su respectiva señalización descriptiva, y la consolidación de los muros medievales y del antiguo cementerio.