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Sant Bartomeu d’Alpicat, también conocida como la Iglesia de San Bartolomé, es un monumento ubicado en el municipio de Alpicat, en la comarca del Segrià, y está incluida en el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña. Se trata de una iglesia de tres naves, siendo la nave central la más alta y con contrafuertes. En la entrada, se encuentra la fachada, de estilo barroco, con un portal de arco apuntado moldeado, flanqueado por dos pilastras que sostienen una cornisa muy deteriorada. En la parte superior de la cornisa, en los extremos, se encuentran dos pequeños pináculos rematados con bolas. La fachada también presenta dos aberturas circulares en el eje central y dos volutas en los laterales. La fachada termina en forma semicircular y está coronada por una cornisa con poca proyección. El campanario tiene una base cuadrada que continúa en forma octogonal y está rematado con una balaustrada o mirador.
Cal Negre, por otro lado, es una casa ubicada en Alpicat, en la comarca del Segrià, y está incluida en el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña. Se trata de una casa grande en esquina con planta baja, dos pisos y buhardillas. La fachada principal cuenta con un arco apuntado en la planta baja y dos aberturas alineadas en el primer piso, una de las cuales da acceso a un balcón. En el segundo piso hay dos ventanas y en las buhardillas dos pequeñas aberturas cuadradas. Sobre la entrada, se encuentra inscrita la fecha «1741». En la fachada lateral, hay dos aberturas por piso, todas alineadas; las del primer y segundo piso dan paso a un pequeño balcón, y las de las buhardillas son pequeñas y cuadradas, al igual que las de la fachada principal. Los muros están construidos con piedras regulares de mampostería dispuestas en hileras.
Los orígenes de Alpicat se remontan a la carta de población otorgada por el Conde de Urgell, Ermengol VII, en nombre de Alfonso el Casto, el 13 de noviembre de 1174. En una fecha desconocida entre ese año y 1340, comenzó a denominarse Vilanova d’Alpicat, integrándose dentro del término municipal de Lérida y considerada como una aldea dependiente de la ciudad.
A partir del siglo XIV, la Paeria de Lérida tenía la autoridad para nombrar al alcalde y a los dos jurados de Alpicat, ejercer la jurisdicción civil y criminal, y reclamar los gastos de vendimia, riego y tributos comunes. En 1386, el Consell General de Lérida aprobó los derechos de pastoreo en Vilanova d’Alpicat, según los cuales solo los residentes de la población tenían permitido pastar su ganado. Esta prerrogativa fue elevada a la categoría de privilegio por Alfonso el Magnánimo el 24 de noviembre de 1418.
Durante el siglo XV, Vilanova d’Alpicat experimentó una crisis demográfica que se revirtió en los siglos XVI y XVII. Según plantea Fabià Corretger, es probable que el pueblo haya crecido alrededor de la calle del Centro durante esos siglos.