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El Gironès, comarca de Catalunya, está ubicada en una zona de transición, entre el mar y la montaña. Su capital es Girona.
Comprende una llanura central, donde está situada la capital, rodeada al noroeste por la sierra de Rocacorba, al sureste por las Gavarres y la Cordillera Litoral y al suroeste por las llanuras que se extienden hasta las orillas del Ter. El sector de Rocacorba, que enlaza el Gironès con la Garrotxa y el Pla de l’Estany, está constituido por materiales de época eocénica.
Las características climáticas de la comarca son típicamente mediterráneas, pero existe un contraste evidente entre el sector septentrional, abierto al mar, y el meridional, cerrado por las Gavarres. Las máximas y mínimas absolutas más acusadas corresponden al sur, y las más moderadas, a Banyoles.
La pluviosidad es relativamente abundante (806 mm anuales en Girona). Los vientos dominantes son templados y húmedos; los fríos y secos, de tramontana, tienen importancia especialmente en el norte. La comarca del Gironès forma parte de la cuenca del Ter y sus afluentes. Este río atraviesa la comarca y forma un sistema hidrográfico. Por el lado izquierdo recibe las aguas de Rocacorba y de gran parte del Pla de Banyoles (el Terri) y por el lado derecho recibe el Onyar, el Güell y el Galligants. Las lluvias otoñales son las responsables de las continuas inundaciones que sufre la comarca. Girona es el núcleo que más consecuencias ha sufrido, por la confluencia del Ter, el Onyar, el Güell y el Galligants. La vegetación, de tipo mediterráneo húmedo, presenta una clara diferenciación en relación a los materiales calcáreos y silíceos.
La plana de Girona, en el oeste del macizo de las Gavarres, morfológica y tectónicamente constituye el extremo septentrional de la Depresión Prelitoral. El bloque paleozoico hundido ha sido recubierto posteriormente por materiales sedimentarios pliocénicos. Cerca de la ciudad hay una penetración de materiales eocénicos, calizas nummulíticas que forman la montaña de Montjuïc y que proporcionan la célebre piedra de Girona. El relieve de esta llanura está formado sobre el macizo hundido que aflora en el sector de Llagostera, erosionado y recubierto por materiales pliocénicos horizontales surcados por valles fluviales anchos.
La presencia humana en el Gironès desde las épocas más antiguas del Paleolítico es evidente gracias a los hallazgos efectuados en numerosos lugares, como el monte de Roca y Sant Julià de Ramis.