En caso de que estés buscando anfitriones para tu alojamiento turístico en el Solsonès, te sugerimos visitar MasterGuest.es.
• Obtén más información sobre los planes y tarifas disponibles en esta página >>.
• Teléfono: 621 32 53 38
Me adentro en El Solsonès, una comarca que me cautiva con su diversidad de paisajes. Aquí, los campos de cultivo se entrelazan con bosques interminables y majestuosas montañas, creando un escenario de contrastes que me deja sin aliento.
Aunque El Solsonès cuenta con quince municipios, son sus seis núcleos de población los que cobran vida en medio de esta tierra. Sin embargo, lo que más me sorprende es la presencia de las masías dispersas por todo el territorio, auténticas joyas arquitectónicas que representan la Cataluña rural de los siglos XV al XVIII.
Es por esta razón que El Solsonès se ha ganado el título de «la comarca de las mil masías». Aquí, puedo disfrutar de deportes al aire libre y descubrir la riqueza del arte en sus formas más variadas, desde el románico y el gótico hasta el barroco, el modernismo y el neolítico. Todo esto forma parte de un paisaje en el que el ser humano y la tierra conviven en perfecta armonía. Para mi comodidad, tengo a mi disposición una amplia variedad de alojamientos turísticos, desde acogedores hoteles y encantadoras casas rurales hasta cómodos apartamentos, campings, albergues y refugios. Además, para aquellos que viajan con niños, existen casas de colonias y granjas escuela, donde los más pequeños pueden disfrutar de unos días lejos del ajetreo de las grandes ciudades.
Llego a Solsona, la capital del Solsonès, y me encuentro con una ciudad que respira historia en cada rincón. Sus orígenes se remontan al neolítico, pero es en el siglo X cuando empieza a tomar forma como ciudad, creciendo alrededor de su imponente castillo y monasterio. En 1593, Solsona se convierte en sede de la Diócesis y al año siguiente, el rey Felipe II le otorga el título de ciudad.
Recorro sus calles y descubro que Solsona aún conserva la estructura de cuando estaba amurallada. Tres portales de entrada, el del Pont, el del Castell y el de Llobera, me transportan a tiempos pasados. También puedo admirar los vestigios de la antigua muralla y visitar la Poza de Hielo, donde el hielo se almacenaba para su conservación durante los meses más fríos y se comercializaba de abril a noviembre.
La oferta cultural de Solsona es excepcional. Los museos Diocesano y Comarcal me brindan la oportunidad de sumergirme en la historia y el arte de la región. El Centro de Interpretación del Solsonès me permite descubrir la reproducción de un antiguo taller de cuchillería, una muestra de la habilidad artesanal de antaño. Además, no puedo dejar de visitar la imponente catedral gótica, que conserva los tres ábsides y el campanario de su templo románico original, consagrado en 1163. En su interior, me maravillo con un retablo barroco dedicado a la Virgen de la Mercè y la impresionante imagen de la Virgen del Claustro, una talla de piedra del siglo XII considerada una de las esculturas más destacadas del románico catalán. También tengo la oportunidad de admirar el Palacio Episcopal, un edificio neoclásico que alberga el Museo Diocesano y Comarcal, donde encuentro importantes obras del románico, gótico y renacimiento, así como una sala dedicada a las esculturas de sal de Cardona.
El Solsonès me invita a sumergirme en sus encantos, a explorar su rica historia, a disfrutar de sus paisajes de ensueño y a degustar su deliciosa gastronomía. Es un lugar que ha sabido preservar su identidad y ofrecer a sus visitantes una experiencia inolvidable en medio de una naturaleza deslumbrante.