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La capital de la comarca de la Selva es Santa Coloma de Farners.
Ocupa buena parte del sector septentrional del Sistema Mediterráneo Catalán y participa de las distintas unidades estructurales. La primera es un fragmento de la Cordillera de Marina, paleozoico de plegamiento herciniano, que las rieras de Tossa y de Lloret separan en tres bloques: el de levante que culmina a 519 metros de altitud. (puig de les Cadiretes, al límite con el Gironès y el Baix Empordà); el central (cerro de Rossell, 341 metros; y monte Ventós, 41 metros); el de Blanes a poniente, retirado de mar, que domina el delta de la Tordera (Montbarbat, 330 metros). La segunda unidad es la depresión de la Selva, dovela granítica hundida entre dos fallas de dirección noroeste-sureste, la del norte extendida de Girona hasta el valle de Aro. En el noroeste de la comarca de la Selva el granito está recubierto por depósitos terciarios recientes y cuaternarios. En la cuenca del Onyar abundan los aluviones cuaternarios, así como en el fondo de la depresión, ocupado hasta tiempos modernos por el lago de Sils, transición hacia la cuenca del Tordera.
La vegetación es por lo general calcífuga y en la llanura baja tiene carácter mediterráneo boreal.
Aunque nunca ha sido considerada una comarca industrial, la situación de la Selva en el corredor que une el Vallès y el Gironès la va convirtiendo en un área de expansión industrial que debe rellenar el vacío entre el gran foco barcelonés y el más modesto de Gerona. Sin embargo, la industrialización fuerte se ha producido fuera de la depresión: entre Anglés y Amer. Pero la industria se ha ido diversificando. Como recurso mineral, aunque destinado a la alimentación, cabe mencionar las aguas minerales embotelladas en Caldes de Malavella, Amer y Sant Hilari Sacalm.
El sector servicios es el que experimenta una tendencia más fuerte al crecimiento. Se constata una fuerte concentración en los municipios de la costa (Blanes, Lloret y Tossa). El turismo ha venido a completar una economía variada. Se añadió a principios del siglo XX el descubrimiento de la Costa Brava por el turismo extranjero y más aún que por el nacional.