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El acantilado de basalto donde se asienta el pueblo de Castellfollit de la Roca tiene más de 50 metros de altura y casi un kilómetro de longitud, y es la consecuencia directa de la acción erosiva de los ríos Fluvià y Toronell sobre los restos de las corrientes de lava procedentes de las erupciones volcánicas ocurridas hace miles de años.
La lava, al solidificarse, da lugar al basalto, roca de gran dureza, que toma distintas formas dependiendo del proceso de enfriamiento, contracción y agrietamiento de la lava. Concretamente, el risco es fruto de la superposición de dos coladas de lava; la primera, con 217.000 años de antigüedad, proviene de la zona de Batet y está formada por losas, la segunda, más joven, es originaria de los volcanes de Begudà, tiene unos 192.000 años y adopta formas prismáticas.
El casco antiguo de Castellfollit de la Roca, de origen medieval, está formado por plazas y calles estrechas y sombreadas. Las casas son, en su mayor parte, construidas con piedra volcánica.
En el extremo del riscal, donde había habido el antiguo cementerio del pueblo hasta 1961, año en que fue clausurado y trasladado al lugar actual, encontramos la plaza-mirador Josep Pla. Este balcón nos ofrece una espectacular panorámica y nos permite entender la posición estratégica del pueblo y sus cualidades naturales para la defensa.
A un lado del riscal se encuentra la antigua iglesia de Sant Salvador, de la que se tiene constancia ya en el siglo XIII. El edificio actual, repuesto en varias ocasiones, es de estilo renacentista tardío, con un campanario de planta cuadrada con aberturas a cada lado y coronado por un tejado adornado con pequeñas pilastras. Se conserva una ventana románica tardía y varios sillares de basalto reutilizados.
En la iglesia se realizaron celebraciones litúrgicas hasta que durante la Guerra Civil fue destruida. El mal estado en que quedó la construcción hizo que, una vez terminada la Guerra, se decidiera construir una nueva iglesia en la parte nueva del pueblo y se abandonara el antiguo edificio. A mediados de los 80 del siglo XX, por iniciativa de los vecinos, se recuperó la antigua iglesia como centro cultural. Cabe decir que la restauración ha estado muy acertada, ya que se ha combinado el vidrio, el hierro y la piedra original.