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El casco antiguo de Hostalric, defendido por la muralla al lado del camino real y por el Tordera al otro lado, se articula a lo largo de la calle Mayor, que se extiende desde la plaza dels Bous hasta el portal de Barcelona. Las fachadas que se vierten son en su mayor parte del siglo XIX y principios del XX. Hay pocos restos más antiguos ya que los franceses arrasaron la villa en 1809. Un detalle que se conserva incrustado en una fachada es el escudo de piedra de los Cabrera, señores del lugar en la edad media.
El camino de ronda permitía recorrer todo el trazado de la muralla y servía para comunicar las torres y tareas de defensa. Ya en época moderna fue absorvido por las nuevas viviendas. Afortunadamente, un buen tramo ha sido restaurado y habilitado para que pueda recorrerse de nuevo sin peligro, y constituye uno de los atractivos de la visita a la villa.
La Torre del Convento está adosada a la Casa de la Villa, el antiguo convento de donde viene su nombre. Es una torre de planta circular, menor que el resto, con dos pisos interiores. Parece ser que nunca fue terminada por completo. Se accede desde la oficina de turismo. Ha sido habilitada como sala de exposiciones que toma el nombre del fotógrafo local Benet Frigola i Arnau (1893-1972).
La Casa de la Villa es un edificio barroco que se articula en torno a un claustro central, de planta cuadrada, con dos niveles. El inferior tiene grandes arcadas de medio punto o de arco rebajado, mientras que el piso superior tiene arquillos más pequeños, a modo de galería. El convento funcionó hasta la desamortización de 1835 y desde 1841 acoge las dependencias municipales. El conjunto fue reformado por Bonaventura Conill, en 1924. En la fachada principal, destaca una tribuna de ladrillo visto con el mainel y la barandilla hechos con columnas helicoidales. Adosada al edificio junto a la carretera, se encuentra la Torre del Convento.