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La playa, o cala, de Llafranc es una playa urbana de 360 metros de longitud y 40 metros de ancho; y que presenta un alto grado de uso. La arena es fina y dorada, y es de fácil acceso a pie, en coche (con zona de aparcamiento para más de 100 coches) y para personas de movilidad reducida.
La entrada del mar hacia el pueblo de Llafranc —rodeada por la punta de Blanc, por la parte de garbí, y el cabo de San Sebastián— forma la bahía de Llafranc. En frente de la bahía, en dirección al cabo de San Sebastián, se situaba la Isla Negra, una pequeña porción terrestre que desapareció, sepultada por las aguas, durante la construcción del espigón del puerto. La Isla Blanca se encuentra entre la escollera del puerto de Llafranc y la punta Negra, frente a la cala Fondo o el embarcadero de Vilà.
A unos 500 metros al sur del cabo de San Sebastián, a orillas de Llafranc, se encuentran tres picos submarinos conocidos como los Ullastres. En el norte de la cabeza mencionada, entre Llafranc y Tamariu, se forma la cala el Cau.
Muchos turistas proceden del área metropolitana de Barcelona; mientras que los turistas internacionales son principalmente de los Países Bajos, Inglaterra, Francia, y más recientemente también de los Estados Unidos.
La ermita de San Sebastián se encuentra adosada a la fachada de poniente de la torre de vigilancia medieval que se alza en lo alto del promontorio que forma el cabo de San Sebastián. Es un edificio de una sola nave con dos capillas laterales a ambos lados. La fachada presenta una composición muy sencilla, con puerta de acceso rectangular y un rosetón superior. La coronación es sinuosa. El interior tiene bóveda de aretes. La primitiva ermita de San Sebastián, que ocupaba la parte baja de la torre de vigilancia, se encuentra documentada desde el siglo XV. Fue construida como santuario de San Sebastián Mártir, protector de las epidemias. Fue hecha construir por el prior de la iglesia de Santa Ana de Barcelona, puesto que la canónica tenía la posesión de la villa de Palafrugell.