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Capella Fonda es el nombre popular que se da a la capilla del Sant Crist, construida entre los años 1766 y 1770. Durante el reinado de Carlos III la villa vivió una época de gran prosperidad y los señores de Palamós, los condes de Bellpuig, promovieron nuevos proyectos urbanísticos y arquitectónicos, entre ellos esta capilla es un ejemplo. La nueva capilla debía acoger la imagen del Santo Cristo, a la que se le atribuían facultades milagrosas. El proyecto se encargó al maestro de obras Miquel Basart, de Sant Feliu de Guíxols. La primera piedra fue bendecida el 25 de mayo de 1766. Tiene planta de cruz griega, con cúpula octogonal sobre conchas. Finalizada la obra se colocó el escudo heráldico de los condes de Palamós, Ventura Fernández de Córdoba, Folch de Cardona y Aragón, duquesa de Sessa y José de Guzmán, Vélez. Poco tiempo después se construyó el retablo, destruido en 1936.
El retablo del altar mayor de Santa María fue encargado por los jurados de la ciudad en 1580 al maestro Joan Ballester, con quien colaboraron Perris Bolenda (picapedrero), Leonardo Serrador, Pere Barrufet (carpintero), Agustí Manacet ( escultor) y Pedro Ballester. Se terminó en 1586. Las pinturas fueron obra del flamenco Isaac Hermes Vermey, hechas en Tarragona y entregadas en 1595. El retablo, de ocho tablas, resultó muy dañado en 1936 y se rehizo en 1947 con las partes originales conservadas: la jamba y siete casillas pintadas con escenas de la vida de la Virgen (Anunciación, Epifanía, Adoración de los Pastores, Pentecostés, Ascensión de Cristo, Resurrección y Coronación de María). El medallón se perdió en la destrucción. Fue restaurado en 1999.