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El Moll d’en Balleu es una de las estampas más presentes en la vida del Port de la Selva y uno de los lugares del pueblo que mejor lo identifica. Antiguamente se embarcaba el vino, el aceite y el pescado salado, y en la actualidad es donde está la lonja del pescado.

Siempre ha habido la sala de baile, o el cine, o actualmente el teatro, y en un tiempo hubo el Hotel Comercio, que hospedó a personajes importantes que visitaban el pueblo. La cara sur del muelle que queda resguardada de la tramontana, lleva el nombre de Balleu porque era el nombre de los antepasados de Felip Sastre y Heras, un figuerense que fue el propietario de la mayoría de edificios y locales de allí. Otros dicen que el nombre de Balleu era el mote que el pueblo le puso cariñosamente a Felip Sastre.

Sant Fruitós de la Vall está documentado desde el siglo IX, como celda monástica del monasterio de Sant Pere de Rodes. El edificio que ha llegado es básicamente del siglo XVII. Es un edificio sencillo que sorprende por la contundente presencia de su campanario de espadaña, de dos ojos. Consta de una sola nave copa con ábside semicircular.

El horno de Canavall fue construido alrededor del siglo XIV cuando se empezó a trabajar con tierra cocida, especialmente los ladrillos y las tejas, construido en zona de tierra arcillosa y con una acequia cercana para tener el agua necesaria para trabajarla. En cuanto al molino de Canavall, su singularidad proviene de la disposición vertical del conjunto, y la sustitución de la clásica balsa por un pozo de 7 metros de profundidad por 1,15 met5ros de diámetro, y revestida de piedra trabajada.