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Junto a la Torre Balldovina se encuentran los restos de un antiguo molino harinero de finales del siglo XIII o principios del XIV, que debería aprovechar las aguas de algún torrente que desembocaba en el Besòs, canalizadas y recogidas en una balsa. Desde la balsa, el agua bajaba por unos canales hasta los cuatro carcabanes del molino, abiertos con bóvedas escarseras, bajo las cuales estaban las ruedas de palas, que transmitían la fuerza a las muelas. El nombre proviene de la familia Riber, propietaria durante los siglos XVII y XVIII de la Torre Balldovina, a la que pertenecía el molino. Se mantuvo en funcionamiento hasta principios del siglo XX. En 1983 fue excavado por el Servicio de Arqueología de la Generalitat y en 1989 por el Ayuntamiento de Santa Coloma de Gramenet.

Al tiempo que la iglesia (1912-15) fue construido a su lado el edificio de la rectoría, una de las muestras más interesantes de la arquitectura modernista de Santa Coloma. En esta obra, de raíz historicista, se pone de manifiesto la intervención de Francesc Berenguer Mestres, discípulo y colaborador de Gaudí, aunque, al igual que la iglesia, el proyecto fue firmado por Miquel Pascual Tintorer. El edificio se caracteriza por sus exteriores de piedra irregular y mortero, el coronamiento escalonado de la fachada principal, las ventanas estrechas como aspilleras y el juego de volúmenes asimétrico y al mismo tiempo equilibrado.