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La Costa Brava es bonita de arriba abajo y hay playas y calas tan encantadoras en el Alt como en el Baix Empordà. Ahora bien, cuanto más en el norte nos situamos, más abrupta es la costa y más fría es el agua. Por eso, el Alt Empordà ofrece más cantidad de rincones escondidos y opciones para el baño en solitario, pero también menos playas de clima suave y de arena fina. Antes de pasar unos días en la costa ampurdanesa es bueno hacer lo que siempre hacemos en la montaña pero casi nunca cuando vamos a la costa: mirar un mapa. Las posibilidades más allá de los sitios densamente ocupados son enormes.
Playa Fonda está situada en Begur, es una de las pocas playas vírgenes del Empordà. Es necesario bajar unas escaleras muy inclinadas para acceder. Es una franja de arena gruesa escondida debajo de la pared vertical de un acantilado con vegetación exuberante. Es magnífica la visión del acantilado desde dentro del agua.
Cala Tavellera, cerca del Port de la Selva, es una cala de arena de grano medio con una entrada estrecha y a la vez redondeada que hace un lugar mágico y plácido para el baño. Rodeada de roca pelada y arbustos, como es propio de este sector de la Costa Brava.
Sa Conca, en s’Agaró, entre Sant Feliu de Guíxols y Platja d’Aro, se encuentra esta playa de arenas finas y agua transparente. Es grande como una playa y bonita como una cala, con un entorno natural respetado pero de fácil acceso. El equilibrio perfecto.
Cala Rostella, es un lugar recomendado para quienes valoren la calma por encima de todo, es necesario buscar un rincón donde sea más fácil desembarcar que llegar a pie. Es el caso de la cala virgen de Rostella, a siete kilómetros de Roses. Un auténtico paraíso natural.