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En el municipio se alza el monte de las Cadiretes (519 metros), punto culminante del macizo o bloque granítico que cierra por mar la depresión selvatana, llamado sierra de Sant Grau por el santuario que se levanta en una de las vertientes.
La importante actividad turística del municipio explica la preponderancia de población ocupada en el sector servicios. La agricultura y la ganadería siempre han sido escasas, aunque se mantienen algunas pequeñas explotaciones en el sector llano del valle bajo de la riera de Tossa. La pesca, una de las actividades predominantes junto a la navegación, cayó en franca regresión ante el alud turístico. La industria, hoy casi inexistente, había tenido mucha importancia a mediados del siglo XIX.
La actividad económica fundamental es el turismo, intensificado desde la década de 1950 con la afluencia de turistas en toda la costa. La amplia oferta de alojamiento incluye hoteles, apartamentos en airbnb, campings y gran cantidad de viviendas de uso turístico, así como un generoso abanico de instalaciones deportivas y de ocio.
La villa de Tossa se alza ante la bahía del mismo nombre, en parte encaramada al cabo de Tossa (60 metros), con dos partes bien diferenciadas, la Vila Vella, amurallada, y la Vila Nova , zona de expansión. Un barrio de pescadores, aparte de los dos núcleos, está actualmente integrado en la urbanización moderna.
La Vila Vella es un magnífico recinto amurallado del siglo XII, y uno de los perfiles más conocidos y característicos de la Costa Brava. En el pasado había habido ya un poblado ibérico y se supone que dentro del cercado fortificado hubo otro, también fortificado, pero más reducido, en época romana. El recinto actual (siglos XII-XIV) conserva tres grandes torres cilíndricas acabadas en corcelas formadas por ménsulas escalonadas que sostienen pequeños arcos de punto redondo.