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Alzado durante el siglo XIV y rehecho en el XVIII, el recinto amurallado sigue el trazado del antiguo camino Real, que iba de Girona a Barcelona. Fue construido con piedra basáltica gris extraída de la colina del castillo. Tiene una longitud de unos 600 metros y una altura media de 10. Tenía cinco portales de entrada. Cada tramo de muralla está defendido con almenas y flanqueado por torres semicilíndricas o cilíndricas, de diferente altura, hasta un total de 8, sin contar las torres de Els Frares y del Convent, situadas a extramuros. Los nombres de las torres son, siguiendo el orden de arriba abajo: torre del portal de Barcelona, Ararà (la más notable), Tuies Negra, Caís, Bailina, Arenas (nombres procedentes de las casas a las que están adosadas), Cabrera (adosada al antiguo hospital medieval de los Vizcondes del mismo nombre) y la de la Plaza dels Bous. A pesar de las sucesivas refecciones, las murallas de Hostalric son todavía, básicamente, las del siglo XIV, que debieron aprovechar los elementos defensivos de los siglos anteriores.
El Castillo de Hostalric fue reconstruido, de nueva planta, a partir de 1716 y a lo largo del siglo XVIII, siguiendo el modelo de las fortificaciones francesas, con murallas en forma de estrella, tres baluartes, valles, torres de defensa, foso y capilla. Se mantuvo como fortaleza militar hasta bien entrado el siglo XX. Se restauró durante los años sesenta del siglo XX y actualmente alberga un restaurante. La parte del castillo que ha llegado a nuestros días y que se puede visitar está formada por la entrada subterránea, el portal de los carros, el cuerpo de guardia, el baluarte de Santa Tecla, la segunda puerta, el polvorín principal, el baluarte de el diente de sierra, el portal principal, la plaza de las armas, la torre del reloj y el camino de la villa.