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En 1925, cuando el Masnou logró su plena independencia, se puso de manifiesto la necesidad de contar con una casa de la villa que permitiera celebrar los plenos en condiciones y que tuviera la dignidad que el nuevo municipio exigía. Por eso, el alcalde Joan Rubis, encargó el proyecto a un arquitecto de gran prestigio, Miquel Garriga Roca, el mismo que proyectó el teatro del Liceo de Barcelona, nacido en El Masnou (entonces Alella), en 1808. Se construyó en 1845 dentro del estilo neoclásico propio de la época. La fachada se divide horizontalmente en dos tramos, separados por el balcón: la planta baja, de piedra, donde se encuentra la puerta flanqueada por dos bajorrelieves; y el primer y segundo piso, recorridos por las cuatro columnas con capitel corintio, que sostienen el entablamento que corona el edificio. Éste se ornamenta con el escudo esculpido del municipio, sobre un reloj de sol. En el balcón, entre las columnas, hay dos esculturas femeninas, una que representa la Justicia y la otra la Abundancia. También hay unos relieves de tierra cocida con escenas alegóricas a la agricultura y a la navegación, las principales fuentes de riqueza del municipio. Son muy parecidos a los que pueden verse en los Porches de Xifré, en Barcelona.
El jardín de la finca del marqués de El Masnou, construido con la casa, a principios del siglo XX, es actualmente un parque público de titularidad municipal. Es un jardín de tipo romántico, centrado por el lago que le da nombre y rodeado de palmeras y diversas especies de árboles. Cuenta con un puente, una glorieta y un destacado mirador tipo roquero, con un salto de agua.