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La Capilla de Santa Susanna de origen románico, da nombre a la localidad. Fue reconstruida en el siglo XVI, cuando era propiedad de la familia de Can Ratés, cuyo escudo se encuentra esculpido en piedra. Está adosada a una masía y es de propiedad particular. Tiene una nave rectangular copa con ábside semicircular. La puerta es de dintel recto y está coronada con campanario de espadaña. Ha sido modernamente restaurada.
La Iglesia parroquial de Santa Susanna es un edificio construido en los años cuarenta del siglo XX. El presbiterio está recubierto con pinturas de Aureli Crosiet, discípulo de Josep Maria Sert, con escenas alegóricas en la Eucaristía y en la vida de Santa Susanna.
Can Ratés fue construida seguramente en los inicios del siglo XVI, propiedad de la familia Poch que, en 1584, levantó la torre de defensa que la caracteriza. En 1861 fue adquirida por el barón de Ratés, que la convirtió en un palacete residencial, añadiendo un cuerpo transversal, donde estaban los establos, y un entorno ajardinado, con un lago. El cuerpo más antiguo, con la entrada sobrealzada un tres metros respecto al actual nivel del patio, tiene planta rectangular cubierta con tejado a dos aguas, con la cumbrera paralela a la fachada principal. La puerta es rectangular, enmarcada con piedra, y tiene un escudo nobiliario sobre el dintel. Actualmente, todo el conjunto es propiedad municipal.
La Torre de Can Ratés es una torre cilíndrica construida por Bartomeu Poch en 1584 junto a la masía, con la que se comunicaba al nivel del primer piso. Tiene la base ataludada y conserva entera la corsera, con almenas escalonadas.
La Torre de la Plana es una torre de planta redonda, de dimensiones muy superiores a las habituales, aunque sólo se conserva el tramo más bajo. Fue construida en el siglo XVI y en la actualidad se destina a taquilla de la estación ferroviaria.