Cuando se trata de actividad física, pocos animales tienen una reputación tan mala como el perezoso. Las seis especies de perezosos, que viven en Brasil y Panamá, se mueven sin urgencia, aparentemente se adaptaron a una existencia que permite una vida en cámara lenta. Pero, ¿qué hace que los perezosos sean tan tranquilos?

Los movimientos limitados del perezoso son principalmente el resultado de su dieta. Al residir principalmente en las enredaderas de los bosques de América Central y del Sur, los perezosos comen hojas, frutos y brotes. Prácticamente sin grasas ni proteínas, los perezosos conservan la energía adoptando un enfoque pausado de la vida. En promedio, un perezoso trepará o viajará aproximadamente 38 metros al día. En tierra, les lleva aproximadamente tres minutos moverse solo un metro.

El sistema digestivo de un perezoso coincide con su locomoción. Después de masticar las hojas con sus labios, no tienen incisivos, pueden tomar hasta un mes para que sus comidas se digieran por completo. Y la tasa metabólica de un perezoso es de 40 a 45 por ciento más lenta que la mayoría de los mamíferos para ayudar a compensar su bajo consumo de calorías. Con tan poco combustible para quemar, el perezoso lo aprovecha al máximo.

Sin embargo, el movimiento deliberado no debe confundirse con debilidad. Los perezosos pueden colgarse de las ramas durante horas, mostrando una resistencia impresionante. Y debido a que pasan la mayor parte de su tiempo en lo alto de los árboles, no necesitan movimientos rápidos para evadir a los depredadores.

Sin embargo, hay una desventaja importante en el estilo de vida pausado del perezoso. Debido a su escasa dieta, generalmente solo tienen que defecar una vez por semana. Este puede ser un evento estresante, ya que significa ir al suelo y arriesgarse a ser detectado por los depredadores, lo que pone sus vidas en peligro.