Popularizado en la década de 1990, el término brecha digital, se refiere al acceso irregular y desequilibrado a la tecnología de la información y la comunicación (TIC).
La brecha digital se ha convertido en una herramienta de medición para comprender la infraestructura de telecomunicaciones en varios países, así como la capacidad que tienen las personas y las empresas para optimizar sus oportunidades. El mundo postindustrial fue testigo de las desigualdades sociales causadas por la brecha digital entre los diferentes grupos socioeconómicos.
Los formuladores de políticas notan cada vez más cómo un gran margen de brecha digital refleja un país con menor capacidad de innovación, menores porcentajes de crecimiento económico y menor capacidad de gestión del conocimiento. Es por eso, que ahora los países se enfocan en bajar los precios de los servicios de internet y en abastecer de ordenadores escuelas y universidades.
A través de la participación de los legisladores de los sectores públicos y privados, este problema de equidad sobre el acceso a la información y la comunicación se puede superar.