La llamada Guerra de las Galias fue una expedición militar dirigida por Julio César para someter a los galos al poder de Roma.
La campaña se inició en el año 58 a. C., contra los helvecios, y continuó contra los poblados belgas y armoricanos.
Del 56 al 54 a. C., César se dirigió primeramente a los Alpes contra los vénetos, luchó también contra los germánicos y organizó la primera invasión de Gran Bretaña.
Una vez fortificado el noroeste de la Galia, los romanos emprendieron, con éxito, una segunda invasión del país británico, al tiempo que, en el continente, combatían contra Tréveris.
El territorio galo se rebeló nuevamente, dirigido por un cabecilla de Auvernia, Vercingetorix, que ocupó varias regiones. Finalmente, fue asediado el oppidum de Alesia y se rindió, después de una heroica resistencia.
César recogió los datos bélicos de la expedición en su libro De bello Gallico, una obra escrita para justificar el imperialismo romano y para popularizar su propio nombre en Roma, de donde le mantenían alejado las circunstancias políticas.