Es posible que haya escuchado que puede obtener agua de un cactus si alguna vez se pierde y se deshidrata en un desierto. Suena como un buen consejo de supervivencia, pero ¿es realmente útil esta recomendación?

Resulta que un cactus no es en realidad una cuenca de agua dulce cubierta. Tal planta no duraría mucho en un hábitat árido lleno de animales sedientos. El agua es realmente un recurso precioso en un desierto, por lo que, además de sus espinas intimidantes, la mayoría de las especies de cactus protegen aún más su carne esponjosa con ácidos y alcaloides potentes. Estos productos químicos generalmente son demasiado ácidos para que la mayoría de los humanos los toleren y afectan a los riñones si se ingieren. Ingerir algunas especies de cactus también puede causar vómitos, diarrea o parálisis temporal.

Las excepciones notables a esta regla son la tuna (nopal) y una especie de cactus barril (Ferocactus wislizenii). Si bien ambas plantas son bastante desagradables para comer crudas, tienen niveles menos concentrados de productos químicos perjudiciales y podrían darle un poco de hidratación en caso de necesidad. Las frutas del cactus son una mejor opción, aunque muchas también son desagradables si se comen crudas.

Las plantas tipo cactus que se encuentran en los desiertos del sur de África y Madagascar son miembros de la familia Euphorbiaceae y son tóxicas. La savia lechosa de estas plantas puede quemar la piel y las membranas mucosas y puede causar ceguera permanente si entra en contacto con los ojos.