La sal derrite la nieve y el hielo por acción física, en lugar de química. El punto de congelación de una solución es siempre más bajo que el de su solvente.
Cuando Gabriel Fahrenheit, un físico alemán, estaba experimentando con diferentes grados de temperatura, descubrió que la temperatura más baja que podía obtener se producía con una mezcla de sal y hielo. La sal mezclada con nieve o hielo a una temperatura no muy por debajo del punto de congelación forma una solución con un punto de congelación más bajo que el agua, la nieve o el hielo.
Es por esto que la sal hace que la nieve y el hielo se derritan. Si la sal se mezcla con la nieve en un clima extremadamente frío, se notan pequeños cambios, ya que el líquido resultante se congela tan rápido como se forma.