Las comunidades religiosas en el Imperio Otomano eran en gran parte autónomas en cuestiones de ley de estatus personal y, en ocasiones, eran tratadas como corporaciones por cuestiones fiscales y de seguridad pública. La religión está estrechamente relacionada con los asuntos cívicos, y el tamaño y la influencia competitiva de los diversos grupos religiosos son cuestiones de importancia política primordial. El desequilibrio de poder entre cristianos y musulmanes, agravado por la presencia de un gran número de palestinos, fue un factor importante que contribuyó a la amarga guerra civil en 1975.
A principios del siglo XXI se estimó que alrededor del 70% de la población practica el Islam, había cinco grupos legalmente reconocidos: alauitas o nusayri, drusas, islamitas, chiítas y sunitas. Los musulmanes han llegado a superar a los cristianos como resultado de las tendencias demográficas a largo plazo y los desplazamientos de la población durante y después de la guerra civil. Las principales ramas del Islam son chiítas y sunitas. Los cristianos constituían el 23% de la población. Los maronitas son el grupo cristiano más grande, y el ortodoxo griego es el segundo más grande.
La blasfemia pública está prohibida por la ley. Ciertas fiestas cristianas y musulmanas son oficialmente observadas.