Debe asegurarse de que el repollo esté cocido antes de congelarlo. Blanquear el repollo ayuda a retener los nutrientes y mantener el color natural, y asegura que el repollo mantenga su gran calidad y sabor cuando se congela y descongela.
Para preparar el repollo para blanquear, debe lavar las cabezas adecuadamente.
Retire la suciedad que se esconde debajo de las hojas, e incluso puede remojar el repollo en agua salada durante 30 minutos para asegurarse de que esté completamente libre de insectos. Una vez que el repollo se haya empapado en la solución de sal, enjuáguelo bien con agua.
El siguiente paso es quitar las hojas amarillas y cortar la col (repollo) en cuartos. Evite quitar el núcleo ya que esto ayuda a mantener las hojas juntas durante el escaldado. Con toallas de papel, seque el repollo dándole palmaditas suaves.
Es importante asegurarse de que el repollo esté lo más seco posible antes de congelarlo. Cualquier exceso de agua en el repollo provocará que se formen un exceso de cristales de hielo, lo que podría destruir las paredes celulares de las hojas del repollo y volverlas mojadas cuando se descongelen.
Coloque las hojas de col en una bandeja y deposítela en el congelador. Esto congelará rápidamente las hojas de col, lo que evitará que se peguen cuando estén congeladas. El repollo necesitará alrededor de dos horas en el congelador para estar congelado.
Una vez que el repollo se haya congelado en la bandeja, puede colocar las hojas en bolsas de plástico aptas para el congelador. Elimine el exceso de aire de las bolsas de plástico como sea posible, séllelas herméticamente y etiquételas con la fecha de almacenamiento. Finalmente, coloque estas bolsas de plástico en el congelador.
También puede triturar el repollo primero y luego colocarlo en bolsas para congelar. Esto es útil si planea usar el repollo en comidas como sopas o guisos.