La estrategia proactiva siempre reacciona a los desafíos con antelación, mientras que la estrategia reactiva implica enfrentar situaciones inesperadas. En otras palabras, la diferencia entre la aplicación de la estrategia proactiva y la estrategia reactiva es principalmente la preparación y la rendición de cuentas.
Por ejemplo, si el gerente de calidad en una empresa considera que todo está a la altura hasta que recibe una queja, esa es una estrategia reactiva. Si el gerente de calidad realiza una inspección final de los productos, auditorías aleatorias, etc., podría haber evitado la queja, por lo tanto, esta es una estrategia proactiva.
La estrategia proactiva puede reducir el esfuerzo que hace una compañía para la gestión de crisis, mientras que la estrategia reactiva no requerirá ningún esfuerzo hasta que se produzca una crisis.
Las estrategias proactivas son aplicables a amenazas anticipadas, desafíos y condiciones futuras, en cambio, las estrategias reactivas son aplicables a la situación actual.
En ciertas ocasiones los desafíos, tendencias y pronósticos esperados pueden ser incorrectos, por lo tanto, las estrategias proactivas no siempre tienen éxito. Sin embargo, las estrategias reactivas evitan esta situación, ya que solo se ocupan de los problemas o amenazas actuales.